Juan Soto llegó al Bronx con la esperanza de cambiar la narrativa. Pero el intento terminó en tragedia emocional y deportiva. En la reciente serie entre Yankees y Mets, el jardinero dominicano apenas logró un imparable, fue abucheado sin piedad y terminó completamente desbordado. Lo que se suponía sería un regreso cargado de simbolismo terminó por convertirlo —según la prensa local— en “el nuevo José Altuve”.
![]() |
Juan Soto |
El paralelo con Altuve no se refiere al escándalo del robo de señas, sino a la enemistad visceral que los fans de los Yankees proyectan sobre figuras marcadas. En este caso, no hay acusación de trampa, sino de traición: elegir a los Mets por encima del Bronx es una ofensa personal para muchos.
Las cifras no ayudan: en la serie, Soto terminó sin conectar hit en los últimos dos juegos y, según el artículo, ha bajado su promedio con corredores en posición de anotar a .132. Además, se reporta que ha ganado algo de peso y luce más lento en sus swings.
Pero lo más alarmante fue su actitud. El viernes intentó apaciguar con un gesto al público; para el domingo ya no quería ni usar el micro de ESPN, canceló una entrevista programada y abandonó el clubhouse sin hablar con la prensa, prometiendo volver... promesa que no cumplió.
El columnista Bob Klapisch interpreta este comportamiento como una señal de arrepentimiento: Soto podría estar empezando a comprender el peso de su decisión de firmar por más de 765 millones de dólares con los Mets. Una cifra récord, que implica años de exposición en una ciudad donde ni los de Queens ni los del Bronx perdonan flaquezas.
El entorno no ayuda: su interacción más efusiva fue durante la práctica de bateo, con Aaron Judge, Jazz Chisholm y el manager Aaron Boone. Esa cercanía con sus “enemigos” tampoco fue bien vista por algunos fans.
Desde el lado de los Mets, ya hay preocupación. Se teme que Soto no esté plenamente comprometido. Francisco Lindor lo expresó sin rodeos: “Probablemente esto será lo que le espere a Juan de ahora en adelante”.
El análisis de Klapisch concluye con una advertencia: si Soto no reacciona pronto y empieza a dominar el plato —especialmente en la esquina interna— la paciencia de los fans en Queens podría agotarse tan rápido como la de los del Bronx. Esto es New York. Y aquí, nadie olvida.
Fuente: NJ Advance Media (Bob Klapisch) — Este artículo podría estar sujeto a paywall.
Traducción al español por Google Translate: Ver aquí
Comentarios
Publicar un comentario