San Francisco Giants y Boston Red Sox sacudieron el mercado con un traspaso que cambia el panorama competitivo de ambas franquicias. El equipo de la bahía adquiere al slugger Rafael Devers, mientras que los Red Sox reciben a los lanzadores Jordan Hicks y Kyle Harrison, además de los prospectos James Tibbs y Jose Bello.
El movimiento se produce en un momento sorprendente, con Boston por encima del .500 y en plena lucha por el comodín de la Liga Americana. A pesar de ello, la gerencia decidió cortar por lo sano una relación cada vez más deteriorada con Devers, quien había sido relegado al rol de bateador designado tras la firma de Alex Bregman y se negó públicamente a jugar en la inicial tras la lesión de Triston Casas.
Devers, de 28 años, tiene línea ofensiva de .271/.400/.494 con 14 HR, 55 BB y un OPS de .894 en 72 juegos este año, y desde el 1 de mayo acumula un wRC+ de 170, octavo mejor en MLB. El contrato que absorberá San Francisco asciende a $254.5 millones por las próximas 8 temporadas y media. Pese a su conocida resistencia a cambiar de posición, la gerencia de los Giants parece dispuesta a mantenerlo como bateador designado, especialmente considerando que Matt Chapman seguirá ocupando la tercera base cuando vuelva de la lista de lesionados.
Desde la óptica de Boston, el retorno es variado. Hicks, con un ERA de 6.47 en 48 2/3 innings en 2025, podría reubicarse como relevista de poder en el bullpen. Harrison, ex mejor prospecto de la organización californiana, fue enviado a Triple-A Worcester pero representa un brazo zurdo con potencial de impacto. El zurdo ha ponchado a 9.5 bateadores por cada 9 innings este año, aunque con un WHIP de 1.27.
Tibbs es un bateador zurdo de 22 años con slash line de .245/.377/.480 y 12 cuadrangulares en 56 juegos en High-A. Destaca por su control de zona y decisiones al bate, aunque tiene trabajo pendiente en defensa. Por su parte, Bello ha impresionado en la liga de novatos con un 41.8% de ponches en 18 innings, aunque aún se encuentra lejos de las Grandes Ligas.
Desde la perspectiva de los Giants, este movimiento supone una inyección ofensiva crucial: su producción colectiva en el puesto de DH es de apenas .236/.315/.351 esta temporada. Devers no solo cubre ese hueco, sino que también aporta una presencia temida en el medio del orden ofensivo junto a Willy Adames, Jung Hoo Lee y Mike Yastrzemski.
Para Boston, este traspaso libera flexibilidad financiera, pero a un precio alto: perder a su mejor bateador en medio de una carrera por la postemporada. La decisión genera dudas sobre la estrategia de una organización que en años recientes también ha dejado ir a Mookie Betts y Xander Bogaerts. Esta nueva salida parece confirmar que el modelo de los Red Sox prioriza el valor a largo plazo por encima de la urgencia competitiva inmediata.
Si bien las proyecciones indican que el contrato de Devers podría ser negativo en sus últimos años, ZiPS estima que entre 2025 y 2029 el dominicano mantendrá promedios cercanos a .270/.360/.490, con entre 25 y 30 HR por temporada, validando su valor como bateador élite. Aun si su rol defensivo sigue siendo limitado, su bate bien vale la apuesta en San Francisco.
Una cosa es clara: los Giants obtienen a una estrella para su núcleo competitivo actual. Los Red Sox apuestan por la reconstrucción interna, pero el precio simbólico de despedirse de otro rostro de la franquicia, en medio de una temporada ganadora, será difícil de digerir para su afición.
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